La celebración tiene lugar el último día de octubre, y sus raíces provienen de un antiguo festival celta de hace más de 3 mil años.
Aunque en la actualidad es una fiesta de disfraces, en donde niños y grandes recolectan y comen grandes cantidades de golosinas, es la contracción de All Hallow's Eve (Víspera de Todos los Santos) también conocido como Noche de Brujas Samhain ("Fin del verano" en irlandés antiguo).
De acuerdo con la Enciclopedia Británica, la celebración marca el día antes de la fiesta cristiana occidental de Todos los Santos e inicia la temporada de Allhallowtide, que dura tres días y concluye con el Día de Todos los Santos.
Durante el festival de Samhain se creía que las almas de los que habían muerto volvían a visitar sus hogares, y también se creía que los que habían muerto durante el año viajaban al otro mundo, la gente prendía hogueras en las colinas para volver a encender los fuegos de su hogar durante el invierno y ahuyentar a los espíritus malignos, a veces usaban máscaras y otros disfraces para evitar ser reconocidos por los fantasmas que se creían presentes.
Fue de esa manera que seres como brujas, duendes, hadas y demonios llegaron a asociarse con el día.
La festividad llegó como tal a Estados Unidos y Canadá en 1840, a través de los inmigrantes irlandeses, pero no empezó a celebrarse de manera masiva hasta 1921, fecha en la que se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota.
De esta manera, los rituales místicos de épocas anteriores evolucionaron hacia juegos y diversión más alegres. Así se convirtió en una de las principales fiestas del mundo anglosajón: Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Reino Unido, especialmente entre los niños.
Hoy en día, los únicos espíritus espeluznantes que verás este 31 de octubre serán los disfraces de brujas y fantasmas que usan nuestros amigos y familiares. Aunque en México se acostumbra pedir calaverita, pero eso es otra historia.
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